Cómo ser un líder ético
En el duro mundo de los negocios, cada vez más global, dinámico y competido, muchos creen que un liderazgo ético está fuera de contexto. Basta con cumplir la ley y defenderse como se pueda. Desde esta perspectiva, ¿qué es un líder ético?, ¿resulta viable en estos momentos?
Diversas escuelas de liderazgo, surgidas durante un siglo, apuntan a una faceta parcial del líder, sin encajar todas las piezas en una imagen nítida, a manera de rompecabezas. Es como ver una mesa desde distintos ángulos y decir que es una tabla cuadrada, un rombo, o una especie de portería. Todos tienen algo de razón, pero no la describen integralmente.
Durante 15 años, he venido desarrollando un modelo de Liderazgo Ético de Alto Desempeño (LEAD), con el fin de desarrollar líderes integrales. ¿Cuál ha sido la clave? Recurrir a las fuentes de verdad en la Antropología Filosófica de hace más de 20 siglos, maduradas durante la Edad Media y olvidadas en la Modernidad. Dichas fuentes aportan una visión integral del hombre, como un ser con potencial de perfeccionamiento permanente, idea que sostiene el método LEAD. Este método incluye veinte hábitos de alto desempeño, a manera de ladrillos para desarrollar veinte competencias de liderazgo, que equivalen a los muros. En esta metáfora, el carácter del líder es el edificio entero.
Un líder empresarial ético construye empresas responsables. Para una empresa, no hay mayor responsabilidad que cumplir su cometido y crear riqueza, a lo largo de su cadena de valor; así también, contribuir al bienestar de la sociedad pagando tributos y exigiendo su buen uso. Todo esto se puede lograr legalmente, pero con poca ética.
Sólo un líder ético atiende al fin instrumental de la empresa, centrado en todo aquello que se mide con números y dinero, pero dentro de un gran marco donde la persona constituye su fin último. Todos los medios empleados por el empresario varían, en cuanto a su calidad moral, según esté convencido de dicha verdad, propia de una conciencia madura y bien formada.
Ningún líder empresarial alcanza esta altura moral sin una sólida educación y sin haberse transformado a sí mismo. Recordemos que un líder es una persona y toda persona es inacabada, se encuentra en estado constante de transformación.
Para adquirir estas capacidades, es necesario forjar el carácter, adquiriendo hábitos de alto desempeño, también llamados virtudes.
Hay dos hábitos particularmente importantes: uno es la tendencia personal a acometer cosas grandes, al límite de nuestras capacidades; se llama magnanimidad, que significa alma grande. El segundo es no querer cosas grandes para ser grandes nosotros mismos; se llama humildad y es una de las mayores fuerzas que puede adquirir el ser humano.
Padecemos una crisis de liderazgo y se deben a que la educación perdió el rumbo. El mundo sufre un sistema educativo que capacita, pero no educa; informa, pero no forma. Entrena para la producción, para competir, ser el mejor y atesorar tanto como se pueda.
En lugar de magnanimidad, hay demasiada ambición. En lugar de humildad, sobra soberbia. Estas son las bases que el método de mentoring aretológico busca deconstruir, para edificar en su lugar a una persona nueva.
Puedo afirmar y demostrar que existe una relación directamente proporcional entre el líder ético y el buen desempeño de la empresa, en estos momentos de transición hacia una nueva civilización. Ampliar esto es tema de otro espacio, aunque de momento ha quedado sugerido.
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Cómo ser un líder éticoFranchi Raúl Martínez Moreira
Profesor del área de Factor Humano en IPADE Business School